Agencia de Noticias UPB - Medellín. El informe de la UNESCO sobre educación en Colombia pone en evidencia las brechas persistentes en el acceso a la tecnología, la calidad de los aprendizajes y la equidad entre zonas rurales y urbanas. Durante su intervención, Andrés Ochoa Duque destacó cómo estos desafíos, aunque recurrentes en las últimas décadas, requieren un enfoque renovado que priorice no solo la inversión en tecnología, sino también su integración efectiva en los procesos educativos para generar un impacto transformador.
En ese sentido, señaló que el aprendizaje depende, en gran medida, de la motivación y que a su vez surge de experiencias significativas diseñadas por los maestros. La incorporación de herramientas tecnológicas, como la inteligencia artificial, debe permitir liberar tiempo para que los educadores se concentren en actividades que promuevan competencias humanas.
Sin embargo, las desigualdades entre el ámbito urbano y rural son alarmantes. Andrés enfatizó que solo el 24 % de los hogares rurales en Colombia tiene acceso a internet, a menudo limitado a conexiones móviles de baja calidad. En contraste, las zonas urbanas disfrutan de mayores niveles de conectividad, pero incluso allí, muchas escuelas enfrentan problemas de infraestructura que dificultan el uso efectivo de estas herramientas. “Tenemos buena conectividad en las ciudades, pero la obsolescencia de las escuelas públicas no permite que llegue adecuadamente”, puntualizó.
Además, la calidad de los aprendizajes sigue siendo una preocupación. Según datos citados por Andrés, más del 50 % de los estudiantes en Colombia no alcanza las competencias mínimas en áreas como matemáticas y lengua castellana. Esta situación es aún más crítica en las zonas rurales, donde las brechas se amplían significativamente.
El informe resalta que el éxito de la tecnología educativa en Colombia depende de superar el "optimismo desbordado" que, según Andrés, a menudo acompaña la llegada de nuevas herramientas. En lugar de adoptar cualquier novedad tecnológica, “es esencial evaluar si realmente facilita los propósitos de aprendizaje. Esto requiere una postura crítica y selectiva que priorice el impacto en los estudiantes”.
Finalmente, destacó también la importancia de la cooperación multisectorial para abordar los retos de la educación. “No es solo un problema de conectividad; es un desafío multisectorial que requiere la colaboración entre el sector público, privado y académico”, concluyó. La clave está en alinear los esfuerzos hacia una visión que no solo cierre brechas tecnológicas, sino también educativas, asegurando que todos los estudiantes tengan oportunidades reales de aprendizaje significativo.
Por Mariana López Gómez - Agencia de Noticias UPB.
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