Bienestar y filosofía

Disponible en:Medellín6 dec. 2023

Agencia de Noticias UPB – Medellín. Desde la antigüedad, la filosofía propone unos fundamentos para este concepto, como lo diría la filósofa Martha Nussbaum, como el desarrollo de las capacidades de cada persona. Por otro lado, el termino Kaizen (cambio para mejorar), proveniente de escritos japoneses, lo diría como la calidad de vida a través de acciones constantes.

Iván Darío Carmona Aránzazu, docente de la Facultad de Filosofía de la UPB, firma que “el concepto bienestar, desde la filosofía más antigua, está asociado al bien ser, es decir, cómo el bien y un ser humano se integran y se obtiene como producto el desarrollo de capacidades o de algún tipo de cualidad que permiten actuar bien o de manera adecuada en la vida”.

Según el mundo antiguo, el bienestar tiene que ver, de alguna manera, con la felicidad que en términos griegos se nombraba como eudaimonía (εὐδαιμονία) y tiene diferentes modos de verse o representarse.

 
Mujer leyendo en la Biblioteca Central UPB

Aristóteles hablaría de calidad de vida, de vivir en la prudencia, es decir, aprender a desarrollar una capacidad para tomar decisiones frente a las situaciones más complejas y difíciles de la vida y darse cuenta de que el ser o lo que uno es, realmente tiene que ver con la manera en que uno se forma.

“Aristóteles, por ejemplo, se pregunta por ¿cuál es la vida que vale la pena o tiene sentido vivir? Para él se puede vivir en los bienes, es decir, adquiriendo cosas materiales o de lucro, también dedicarse a la vida contemplativa que no es una vida monástica sino la vida del pensamiento o el cuidado de sí”, continuó el docente.

Alguien que realmente busca el bienestar debe dedicarse al cuidado de sí. En términos griegos la epimeleia, en términos romanos o latinos Cura sui, en términos modernos es el cuidado de sí, cuidar de los otros y cuidar de la idea que se tiene de lo sacro.

 
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Otro filósofo que contribuyó a las reflexiones alrededor del bienestar, según los rastreos del docente Carmona, fue Epicuro (341 a.C. - 270 a.C.) a quien se le atribuye que el bienestar está ligado a la felicidad y, por consiguiente, al placer. “Hay que entender el placer no como la búsqueda del goce por sí mismo, sino evitar todo aquello que nos cause dolor y tener siempre frente a los bienes una postura sencilla, dedicarse a los bienes que son naturales y necesarios. Hay bienes naturales y no necesarios, bienes ni naturales y ni necesarios. Un bien natural y necesario es respirar, la comida, la vestimenta. Por otro lado, un bien natural y no necesario puede ser una comida costosa o difícil de conseguir. Aunque la vestimenta es un bien natural no es necesario vestirse todos los días de seda, lo que se necesita es cubrirse o una ropa adecuada para el calor”.

Epicuro, aparte de plantear enfocarse en los bienes naturales y necesarios, también menciona que la felicidad está en ocuparse de aquellas cosas que dependen de sí y no ocuparse de aquello que está fuera de su control; como los bienes exteriores que no se pueden intervenir, por ejemplo, la vejez.

El docente afirma que las cualidades que dependen de sí son los atributos del alma, esta no comprendida desde el cristianismo sino desde el concepto de las sociedades antiguas que la comprendían como la mente; el lugar donde se piensa. Es allí donde mayormente se encuentra lo que depende de cada individuo como el juicio que se presenta ante cada situación.

Por último, Carmona expone las definiciones propuestas por otros dos filósofos: uno de ellos es el estoico Séneca  (4-66 d.C.) quien dice que “el rico no es aquel que tiene mucho sino el que necesita poco. Él asocia el bienestar, que es la felicidad, a tener menos cosas de las cuales ocuparse, en ese sentido, los griegos han pensado, que la vida feliz es la que se dedica al ocio, sin que esto signifique no hacer nada sino la ocupación de sí mismo y que lo que se debe evitar es el ne-gocio (la negación del ocio), es decir, ocuparse de otras cosas que no son uno; ocuparse de bienes que, según esta teoría tener muchas cosas de las cuales ocuparse te evita ocuparte de ti mismo”. Por otro lado, Nietzsche (1844 – 1900) diría que vamos de prisa porque huimos de nosotros mismos, esto quiere decir que creemos que la felicidad no está en nosotros.

La filosofía siempre ha pensado que la verdadera felicidad y bienestar del ser (el bien ser) es la honestidad, la prudencia, la felicidad, la justicia, la libertad que son bienes del alma. Esta área del conocimiento propone tener en cuenta el ser, diferenciándolo del tener y el hacer. Ni el tener, ni el hacer están ligados al bienestar o a la felicidad, estos son fortuititos o cambiantes, a diferencia del ser que es inmodificable.

Si bien se podría decir que para algunos filósofos la felicidad se asocia al bienestar, estos a su vez están asociados a lo que llamamos hoy valores, para la antigüedad es el equivalente a virtudes. Desarrollar la mejor capacidad de ser, de cada individuo le brindaría mayor bienestar, aunque es importante aclarar que el bienestar no evita que te sucedan cosas malas, en cambio, en el mundo de hoy pensamos que tener bienestar es estar lejos de la pobreza, de los accidentes, de la vejez, de la enfermedad, de la muerte.

Por Lisseth Ortiz Palacio –  Agencia de Noticias UPB

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