Amando a Martha, la película documental que levanta la voz sobre las violencias de género

“Martha se dispone a laborar

Entre tizas borra sin parar

Un golpe no la va a amilanar

Ella sabe pronto va a llegar

Ese que la juzga sin cesar

Solo ella sabe su verdad”

Canción titulada Martha. Escrita por Diana Patricia Osorio Alvarez a su madre Martha Irene Rojas Maya, docente y protagonista de Amando a Martha.

Cuando Daniela López, magíster en cine documental de la Universidad Pontificia Bolivariana, inició su carrera como cineasta, Martha Rojas, su abuela, le hizo entrega de un diario y cuatro casetes. “Acá tiene su primera película”, le dijo, invitándola a transitar, para no repetir, la dolorosa historia de violencia que había sido un paisaje recurrente en su vida.

El contenido de los casetes no era desconocido para Daniela. En ocasiones, la joven cineasta dormía junto a su abuela y, motivada por la curiosidad y el dolor, escuchaba mientras Martha grababa los episodios de violencia de la cual era víctima por parte de Amando, su exesposo.

Pese a saber lo que escucharía en los casetes e imaginar lo que contenía aquel diario, el estupor generado por las revelaciones de su abuela fue inesperado. Por eso, durante 8 años, y mientras se formaba como magíster en Cine Documental, Daniela guardó el diario y los casetes, hasta que en el año 2016 empezó la producción de Amando a Martha, un largometraje documental producido por Ruido en coproducción con Maravilla Cine y Señal Colombia.

Con una sensibilidad que roza lo sublime, la directora reconstruye, en complicidad con su abuela, un relato marcado por el dolor, el encuentro y el perdón. Durante los 74 minutos, la película se adentra en las pequeñas cosas  que han configurado un espiral de violencias en la familia López Rojas, mientras todos sus miembros se enfrentan a una realidad que siempre estuvo presente, pero que fue invisibilizada.

Amando a Martha se erige como una posibilidad de reivindicación, no solo para su protagonista, sino también para los espectadores. Y es que, tras 39 años de un matrimonio violento y 15 años de separación, Martha sigue siendo sometida a compartir espacios con su agresor. Los casetes, el diario y unas cartas que escribe posteriormente, son un símbolo de su liberación, reafirmándose como una mujer que ha surgido de la resiliencia y que no está dispuesta a ceder su libertad, pese a las presiones sociales arraigadas a una idiosincrasia violenta.

Con esta historia, la directora buscó generar debate en torno a las violencias de género, propiciando un espacio de conversación y reflexión desde su experiencia cercana . “Yo vi en Amando a Martha la oportunidad de generar conversación alrededor de una problemática que sigue vigente y que desafortunadamente es muy difícil que se acabe: la violencia contra las mujeres y la normalización de estas violencias en el contexto familia. Amando a Martha me dio la oportunidad de contar algo que había ocurrido en mi familia y que hacía parte de lo íntimo, pero yo estoy convencida de que lo personal también es político, entonces fue mi oportunidad de hablar frente a lo que ocurrió”.

Amando a Martha fue presentada por primera vez en el Festival Internacional de Cine Documental de Ámsterdam en el 2022, y tuvo un gran impacto en los espectadores y en la crítica, logrando ser ganadora del Fondo de Desarrollo Cinematográfico de Colombia, del fondo del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales de Argentina y del IDFA Bertha Found. Además, ha sido seleccionada para participar en diversos festivales y encuentros, como el Cinelatino Recontres (Tolouse, Francia), el Festival de Cine de Lima (Perú), el It’s All True International Documentary Festival (Brasil) y otros encuentros en Eslovaquia y Países Bajos.

En Colombia, la cinta fue estrenada el 24 de agosto en Comfama. Fue proyectada en el Museo de Arte Moderno, en el Festival de Cine de Jardín y en el Centro Colombo Americano. Contando también con un cine foro que permitió a los espectadores compartir sus visiones y sus propias experiencias alrededor de la película.

Por: Yessica Pérez Gómez - Agencia de Noticias UPB