Agencia de Noticias UPB – Medellín.
Ana Victoria Vásquez nació en Fredonia, un Municipio ubicado en el Departamento de Antioquia, es egresada de la facultad de Trabajo Social de la Universidad Pontificia Bolivariana y reside en la ciudad de Medellín. Durante muchos años desempeñó su carrera en el área de la salud y terminó su vida laboral como directora de talento humano en una empresa de la ciudad. En la actualidad es pensionada, dedica su tiempo libre a familiares, amigos y otra parte de su tiempo lo dedica al servicio de personas o fundaciones que requieran de su apoyo.
Hace tres años, por un miembro de la junta del programa Milagros de vida, conoció la Fundación, esta persona sabía de su emprendimiento, el cual estaba dirigido a apoyar a los que más lo necesitaban, por eso, la invitó a hacer parte del programa y ella, desde ese momento, se interesó por contribuir con esta labor.
Milagros de Vida es el programa que busca promover y defender el valor de la vida de bebés prematuros o en condiciones de salud vulnerable que son atendidos en la Clínica Universitaria Bolivariana, Unidad Neonatal. “A través de la gestión del conocimiento, la orientación y el acompañamiento familiar, Milagros de Vida acompaña el proceso para favorecer el bienestar de los bebés durante su primera infancia”, así lo mencionó, Beatriz María Arango, coordinadora de Milagros de Vida.
Ana, con un grupo de artesanas que lidera, elabora muñecos de tela para donarlos a la Fundación. Este proceso de producción nace aproximadamente hace cinco años, cuando conoció una mujer que hacía estos muñecos en pequeñas cantidades, por esta razón, se atrevió a pedirle que le enseñara a hacerlas y fue así como inició una producción masiva de muñecos junto a otras voluntarias que se encargan de elaborarlas en sus casas. Su primera creación fue la muñeca Milagros y en el proceso se fueron adicionando otros muñecos como el Perro Trompitas y el Gato Milvi, con la idea de poder regalarle algo también a los niños.
“Cada muñeco se hace con mucho amor porque estoy segura de siempre llegan a muy buenas manos, siento que Milagros de Vida agradece cada muñeco que entregamos y yo también les agradezco por permitirme llegar con mis muñecos a sus niños”, comentó Ana Victoria Vásquez, voluntaria de Milagros de Vida.
Por otro lado, se encuentra María Elena Mora, originaria de la ciudad de Bogotá e ingeniería civil de la Universidad de Medellín. Trabajó toda su vida en gerencia de proyectos y en la parte inmobiliaria, fue profesora en temas de ventas y actualmente también es pensionada.
María Elena, durante la pandemia, por amigas en común, conoció Milagros de Vida, involucrándose también con esta causa. Primeramente, empezó a donar ropa para los bebés, prendas que conseguía pidiéndole a varias personas que cocían que le fabricaran pijamas y vestidos con las telas y muestras que ella llevaba. Tiempo después, decidió aprender a tejer para ella misma hacer chaquetas, blusas y cualquier vestuario que fuera útil para los bebés. Ella, como su amiga Ana, pertenece a un grupo de voluntarias que trabajan continuamente para apoyar a Milagros de Vida, elaborando indumentaria, consiguiendo pañales, pañitos y cremas. Todas se reúnen semanalmente en la iglesia de la Visitación ubicada en el barrio el Poblado de la ciudad de Medellín.
“Decidí ser voluntaria de Milagros de Vida porque creo que un bebé que nace y es tan esperado por sus padres, como su nombre lo dice es un Milagro de Vida y la atención que reciben en la Clínica Universitaria Bolivariana es maravillosa, entonces comprendo que todos los días, cualquier cosa, por pequeña que sea, va dirigida y ayuda a específicamente a los bebés y sus familias”, expresó María Elena Mora, voluntaria de Milagros de Vida.
Ambas hacen parte de la familia Milagros de Vida, creando, recogiendo y aportando algo de manera voluntaria para que estos bebés prematuros tengan los recursos necesarios para desarrollar sanamente su crecimiento y que durante su estadía en la clínica y al momento de ser dados de alta puedan irse no solo con los medios necesarios para su bienestar, sino también con padres capacitados, que saben los cuidados que deben de tener con sus pequeños. Todo esto es posible gracias a estas mujeres que, como muchas otras, aportan un granito de arena para que muchas familias tengan momentos llenos de felicidad.
Por Laura Vanessa Calderón - Agencia de Noticias UPB
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