Agencia de Noticias UPB – Medellín. El Premio Nobel es un galardón internacional que se otorga cada año a instituciones o personas para reconocer que hayan llevado a cabo descubrimientos, investigaciones o contribuciones notables para la humanidad. Este año, el Premio Nobel de la Paz fue entregado al Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas, merecedor de este galardón por su contribución para combatir el hambre, la mejora de las condiciones de paz en las zonas afectadas por conflictos y por prevenir el uso del hambre como un instrumento para la guerra y el conflicto en el mundo.
El Programa Mundial de Alimentos es la organización humanitaria más grande en combatir el hambre y posibilitar el acceso a alimentos. En el contexto actual que se vive en el mundo por la pandemia, este programa ha logrado intensificar sus esfuerzos para proporcionar ayudas alimentarias a millones de personas.
Este programa trabaja de la mano de los gobiernos para mitigar el hambre de niños, mujeres y hombres en todo el mundo, en un contexto donde la pandemia ha impactado fuertemente la economía y ha llevado a que las comunidades sean más vulnerables a la falta de alimentación.
Para Luis Horacio Botero, “la gestión de este programa es altamente significativa, máxime si se considera que con el COVID-19 se aumentó el número de desempleados y el nivel de pobreza en el planeta. Esta entidad realiza una labor inconmensurable para reducir el alto precio de las desigualdades, generadas por el modelo económico actual de excesos y de consumismo”.
Además, “este programa es de gran apoyo y aporte a las necesidades alimentarias en diferentes lugares y contextos con diversos problemas, sobre todo en escenarios donde no hay una capacidad logística y operativa para lograr cubrir el territorio, debido a un evento coyuntural, con alimentos para sus ciudadanos”, comentó Jorge Andrés Rico Zapata, docente investigador de la Facultad de Ciencias Políticas UPB.
Contar con este tipo de organizaciones humanitarias es muy importante, necesario y pertinente, luchar contra el hambre mundial es una tarea que requiere de acciones de intervención no solo coyunturales, sino estructurales y preventivas.
Según Andrés Rico, son varios los aspectos que aportan a la problemática de la alimentación, “como es el precio de los alimentos, la pobreza, la cooptación de los recursos por parte de grupos ilegales, los eventos naturales, entre otros aspectos, que deben ser atendidos por organismos que integren las problemáticas estatales en una propuesta cooperativa. En este contexto, es un gran aporte el (manual para la evaluación de la seguridad alimentaria en emergencias), el cual se convierte en la hoja de ruta del programa y de las acciones humanitarias enfocadas a confrontar el hambre”.
Finalmente, este programa tiene un relevante impacto debido a los esfuerzos que hace por cobijar la necesidad de alimentación, haciéndole frente no solo a la pandemia, sino a las diferentes crisis globales que se presentan en el mundo.
Por Estefanía Hernández Cavadía. Agencia de Noticias UPB.
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