Agencia de Noticias – UPB Montería. Con la precisión en los espacios, el gran amor y la pasión por el patrimonio y el urbanismo, Manuel Joaquín Angulo García, fue un docente de la Universidad Pontificia Bolivariana Seccional Montería que dedicó gran parte de su vida a enseñar e inspirar a otros con su estilo y profesionalismo.
Maño Joaco, como algunos les decían de cariño, conocía a la perfección la historia y urbanismo vernáculo de la ciudad de Montería y el municipio de Cereté marcando su sello distintivo del arte clásico y su recorrido en el tiempo para las nuevas generaciones.
Recorría las calles porque era un aficionado por ver los detalles de aquellas estructuras que se vuelven un tesoro para el corazón de cualquier ciudad, con paciencia analizaba cada rincón, esquina y borde de las edificaciones por ellas serían el motivo de emprender una clase.
Ilustraciones de Manuel Joaquín en sus clases
La manera en cómo enseñaba era perfectamente el vivo ejemplo de una estrategia didáctica de aprendizaje a través de la pedagogía visual, lograba explicar los contenidos de las asignaturas de Historia y Teoría de la Arquitectura con palabras, pero también en la carrera inmediata del dibujo a mano alzada, mientras sus estudiantes aprendían el concepto desde una imagen que solo él podía hacer en cuestión de minutos.
Es así como lograba transportar a los estudiantes a una aventura a el Centro Histórico de Cartagena en donde observaban el estilo republicano de cada edificación, sumergiéndolos en un viaje en el tiempo del período colonial y del siglo XIX en plena actualidad. Los edificios, las calles y casas levantadas tenían sus intereses sociales y políticos, propios de esta época, así como los materiales y recursos para su construcción provenían de Europa.
Manuel sin saber fue llevando a la facultad de Arquitectura a proyectarse más allá del departamento promoviendo la inmersión a ciudades para el aprendizaje significativo de las temáticas que se plasman en un currículo y que, para ese tiempo esto no era una moda.
También era la inspiración de muchos estudiantes, pues su creatividad no tenía límites a la hora de dibujar y exponer lo que en su cabeza rondaba, este era su herramienta para hacerse entender y plasmar a través de unos lienzos la riqueza y belleza que se le puede aprovechar a una construcción.
Es así como Miguel Joaquín se convierte en un docente poco común, único y diferente porque además de ser uno de los educadores pioneros y fundadores del programa de Arquitectura en la Seccional, logró llevarse el cariño de sus estudiantes y docentes que compartieron con él sus alegrías y sueños por cada vez ser un ejemplo para la academia y la sociedad.
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