Agencia de Noticias UPB – Medellín. Marco Antonio González, decano de la Escuela de Ciencias de la Salud de la Universidad Pontificia Bolivariana, es catalogado como “el padre de los Cuidados Intensivos de Colombia”, ya que ha desempeñado un papel fundamental en el desarrollo de varias Unidades de Cuidados Intensivos en diversos hospitales de la ciudad de Medellín, brindando su apoyo en la gestión, creación y puesta en marcha de dicho proyecto.
En el transcurso de su carrera ha vivido experiencias y recibidos títulos que lo han fortalecido en su desarrollo dentro de dicho campo de salud, pues se ha especializado en Medicina crítica y cuidados intensivos, maestrías en Trastornos del sueño en pacientes que se encuentran en Unidad de Cuidados Intensivos, Seguridad del paciente y gestión de riesgo sanitario, Gerencia de economía en finanzas de la salud y Doctorado en Ciencias Médicas.
Hablamos en Agencia de Noticias UPB con el Doctor Marco Antonio Gonzáles sobre su proceso en el campo de Unidad de Cuidados Intensivos y la importancia que tiene este servicio de salud.
¿Qué lo impulsó, cautivó y llevó a orientar su campo de estudio y acción con las Unidades de Cuidados Intensivos?
Dr. Marco González: Es una pregunta inspiradora, en mi formación y en mis prácticas rurales me gustaba mucho el tema de la acción, de mirar un paciente grave y el reto de poderle ayudar a recuperar sus funciones vitales, además de entregarlos a la sociedad como una persona activa, igual o mejor que cuando llego a nuestra institución y al servicio.
Todo lo anteriormente dicho es un gran desafío, y es por esto que me incliné por la medicina interna. Esta es una disciplina integradora de todos los sistemas de la economía del ser humano, pero tiene diversas situaciones, una es la enfermedad crónica, otra es la enfermedad aguda y la tercera es enfermedad crónica que se descompensa, en la que el paciente se vuelve urgente, y a partir de esa formación yo me fui inclinando por los servicios de urgencias, cardiología, neurología, trauma y evidencié que podría haber una muy buena integración, es ahí donde quise hacer una formación en cuidado crítico, porque no había realmente en nuestro medio una disciplina que recogiera todos estos pacientes que tenían una descompensación aguda de todo su sistema homeostático y que se manejara integralmente.
A partir de lo expuesto, empecé a conocer distintos grupos del mundo que trabajaban Cuidado Intensivo, estableciendo comunicaciones con ellos para saber qué era lo que hacían y comencé a mirar en nuestro medio cómo se podía implementar esa misma práctica en el sistema de salud colombiano.
Terminé mi medicina interna, trabajaba en hospitales que tenían esa posibilidad, pero adicionalmente tuve la oportunidad de hacer una pasantía en el exterior, en la que comprendí y conocí cómo se manejaban realmente los Cuidados Intensivos, pues se tenía como una disciplina muy desarrollada, con una gran aceptación por las demás especialidades de la medicina y lo que hacía realidad un buen desempeño dentro de las UCI era el apoyo de todas las disciplinas en el campo de salud, incorporando intervenciones importantes de todas ellas en los pacientes, porque llegaban a esas Unidades de Cuidados Intensivos y los cuidaban, logrando que el trabajo que se había hecho anteriormente con las otras disciplinas se desarrollara con éxito, y finalmente tener un resultado positivo con los pacientes. Es por todo esto que, al llegar a Colombia, empecé a trabajar en ese modelo y de esta manera logré gestar Unidades de Cuidados Intensivos en Medellín.
¿Para usted, por qué es importante que todas las clínicas y hospitales cuenten con cuidados intensivos?
La unidad de cuidados intensivos lo concibo como el servicio de medicina crítica que se alimenta de todas las especialidades, por tanto, es muy importante que aquellos hospitales donde llegan pacientes que tienen patologías crónicas como morbilidades y enfermedades agudas, sean atendidos integralmente, además de brindarle el apoyo a los grupos de excelencia quirúrgicos, cardiovasculares, neurocríticos, gastrointestinales, hepáticos y demás equipos médicos, con el objetivo de que al momento en el que llegue un paciente y hagan sus intervenciones, el personal de salud de la Unidad de Cuidados Intensivos pueda hacerse cargo de la recuperación, añadiendo que las personas que asisten con infecciones severas, con cuadros clínicos complejos por sus comorbilidades, sean recibidos de forma integral , hacerles su manejo para poderlos compensar y que sean integrados nuevamente a su hogar y a su productividad.
Según sus conocimientos, ¿cuál es la forma correcta de manejar el área y tratar a un paciente que se encuentra en UCI?
Dr. M.G: La Unidad de Cuidados Intensivos o los servicios de Medicina Crítica han evolucionado, antes en nuestro medio eran unos servicios de puerta cerrada, donde prácticamente no se le daba informe ni a los mismos médicos, ni a los familiares y se tenia una franja estrecha de tiempo en el que solo se dejaba entrar algún miembro de la familia a que mirara su ser querido hospitalizado, además de manejar una comunicación muy somera de los médicos, del personal de enfermería y del cuidado que se le tenía al paciente. Pero hoy en día lo más importante de la Unidad de Cuidados Intensivos es el equipo de trabajo, es decir, qu, el médico quizás es lo menos relevante, pues, actualmente lo más importante es todo el personal que acompaña al paciente para hacerle una rehabilitación temprana y evitar complicaciones, dándole a la familia toda la información del estado de salud, además de que esta debe hacer parte activa y fundamental del manejo del paciente.
Hoy en día trabajamos el humanismo y cuidados intensivos, eso quiere decir que tenemos las puertas abiertas con una infraestructura adecuada para que esté el paciente, la familia y todo el equipo de trabajo. Las áreas cuentan con características cómodas para tratar las situaciones de cada paciente que llega, tales como el poco ruido que hay en ellas, que es de un manejo exhaustivo del dolor, recalcando que, en la Unidad de Cuidados Intensivos, no puede haber este malestar, los pacientes están cada vez más despiertos y ellos mismos interactuando con el equipo de tratamiento, colaborando también para la rehabilitación y la recuperación, de tal manera que hoy en día lo que tenemos en dichas Unidades son unos protocolos humanizados para la recuperación rápida con todo el grupo médico y apoyo familiar, realizando los programas de recuperación de una forma integral.
¿Qué aspectos positivos y qué retos trajo consigo el COVID 19 en función con las UCIS en Colombia?
Dr. M.G: Esta emergencia mundial de salud pública nos enseñó muchísimo, primero enfrentó a todo el equipo médico a una patología desconocida, todos estuvimos en riesgos, muchos de nuestros colegas, enfermeras y terapeutas tuvieron la enfermedad y fallecieron, diversos familiares de todo el equipo también fallecieron. Realmente fue una situación muy difícil, con mucha incertidumbre y miedo para todos, pero el deber de nosotros como médicos era enfrentarla y ayudar a los pacientes, y ¿cómo lo hicimos? Con las capacidades que teníamos, pero adicionalmente con la innovación en el manejo de estos pacientes.
Muy importante tener en cuenta que la infraestructura del país en cuidado crítico aumentó de forma considerable por las necesidades que se tenían, y el Gobierno Nacional hizo grandes inversiones en UCI y en tecnología, pues anteriormente teníamos 3 camas de Cuidados Intensivos por cada 1000 pacientes, pero hoy tenemos alrededor de 3 a 10 camas por 1000 pacientes, eso se convierten en números importantes que nos colocan casi al nivel de países desarrollados.
Adicionalmente se le dio la connotación que tiene el líder de cuidado crítico para organizar pirámides de trabajo en las que otras especialidades se unieron con los intensivistas para lograr una mayor cobertura y poderles brindar a los pacientes que necesitaban cuidado intensivo todo el apoyo. Tuvimos un inconveniente muy grande en las UCI y en los hospitales, que fue la presencia de la enfermedad burnout en el personal de salud, la cual consiste un agotamiento excesivo, que trae consigo unos problemas de salud mental, entonces, tuvimos que hacer una gran intervención en el personal médico.
En conclusión, aprendimos mucho, ya tenemos la posibilidad de enfrentar pandemias de igual magnitud, crecimos en infraestructura y le dimos un gran apoyo al equipo de salud, igualmente tuvimos que mejorar el manejo humanizado, porque lo que veíamos era muy difícil, entonces, como profesionales nos conectamos mucho con las familias, permitiendo que todo el tema integral, humano, técnico y de talento médico creciera, con el propósito de poder atender muy bien las catástrofes de emergencia pública que se tienen.
¿Qué piensa usted sobre la enfermedad de la viruela del mono y cómo puede impactar esto con relación a las UCIS?
Dr. M.G: La epidemia de la viruela del mono es una enfermedad que está aumentando en frecuencia, y que se viene diseminando por muchos países, ya en Colombia se tienen muchos casos, hoy hay alrededor de 176 casos, la mayoría de ellos importados, pocos autóctonos, pero es una enfermedad que realmente no tiene una letalidad muy importante, es el 0.3 %, de tal manera que no va a tener una dimensión de una pandemia; estos pacientes que nos llegan con esta enfermedad tienen unas necesidades de hospitalización, pero es más por el dolor que por la enfermedad en sí, y lo que se tiene que hacer es una gran educación, porque ya se sabe claramente cómo es la transmisión y que se debe hacer un aislamiento de estas personas, de tal manera que para las Unidades de Cuidados Intensivos no es una patología que va a tener una demanda importante de camas en este servicio médico, sino en ámbitos hospitalarios como manejo de dolor, manejo de heridas, dermatología y de pronto de especializados de infectología, pero no realmente en cuidado crítico.
Como decano, ¿cree usted que hay retos particulares en la formación de médicos y profesionales en enfermería en relación con las UCI?
Dr. M.G: Por supuesto. Claramente el servicio de medicina crítica es una oportunidad de vida y recuperación de un paciente, que, sin ese servicio, probablemente muere, entonces tiene una vital importancia.
Segundo, se debe incluir en todos los programas educativos de Enfermería y de Medicina unas bases para que los profesionales en salud al menos sepan cómo es un ambiente de UCI, tengan el aprendizaje de cuáles son las principales patologías que se tienen allí, y en el caso de que llegue a ocurrir nuevamente una pandemia o una catástrofe adicional, ellos sepan actuar y puedan entrar con unos conocimientos básicos apoyar el trabajo en cuidado crítico, que no nos toque como en los tiempos de pandemia que hubo que enseñarles desde cero qué era una Unidad de Cuidados Intensivos.
Y lo otro es fortalecer los programas de formación en la especialidad tanto de Enfermeria como de Medicina del cuidado crítico, para que tengamos un número de talento humano, a tal nivel que se pueda dar respuesta a cualquier emergencia que amerite cuidado intensivo en adelante.
Como decano, como referente de las UCIS en Colombia, ¿cuál es su mensaje e invitación a la nueva ministra de salud de este gobierno?
Dr. M.G: En primera instancia, darle la bienvenida, decirle que las universidades están siempre atentas a cualquier consulta o necesidad que se tenga para apoyar en las transformaciones que se desarrollen para el beneficio de la población colombiana.
Segundo, que tenga en cuenta el servicio de Medicina Crítica y Cuidado Intensivo en las instituciones, dándole el nivel y el valor que realmente necesitan los servicios de cuidado crítico, favoreciendo la formación, el talento humano, apoyando la contratación con este personal dentro de las instituciones, de tal manera que para nuestra nueva ministra de salud esto sea una oportunidad muy grande para consolidar estos servicios de medicina critica en la medicina actual, moderna y compleja que se viene gestando en el país desde años atrás.
Por: Keiny Nisperuza Álvarez - Agencia de Noticias UPB
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