Agencia de Noticias UPB – Medellín. Cuando se dio a conocer que el COVID-19 era la denominación del nuevo coronavirus que había comenzado a afectar a la población de Wuhan, China, y posterior a muchos países del mundo, los términos y recomendaciones empezaron a surgir. Uno de los conceptos clave y que se ha convertido en el objetivo de los países es el “aplanar la curva”. Esto ha llevado a los gobernantes a tomar medidas como cerrar fronteras y decretar toques de queda y cuarentenas para intentar disminuir y prevenir los contagios.
El doctor Cristian Iván García Rincón, médico internista e infectólogo de la Clínica Universitaria Bolivariana, explicó: “En lenguaje popular, es esperar que el comportamiento de los casos en comunidad no tenga un incremento abrupto, es decir, que veamos un comportamiento o notificación de casos de forma gradual, graneadito, que permita a los sistemas de salud brindar mayores o mejores servicios de atención a la comunidad. Por ejemplo, si se complican entre 10 a 15 pacientes con la infección, una cosa es tener ese incremento de forma súbita y otra cosa es tenerlo diluido en el tiempo”.
La importancia de aplanar la curva radica principalmente en que un aumento brusco y rápido de las infecciones puede generar que la capacidad de los sistemas de salud se supere, un mayor riesgo a que aumente la tasa de mortalidad y una mayor presión laboral y riesgo de contagio del personal médico. Por esto, se busca frenar y retrasar la propagación del virus, y que el número de casos diarios se disminuya y distribuya en el tiempo.
Se requiere de acciones efectivas e inmediatas de los gobiernos, las personas y las empresas para intentar disminuir y detener la propagación del virus. A nivel macro, los mandatarios deben continuar preparándose, educando a la población y teniendo preparadas las instalaciones de salud. Segundo, se debe continuar fortaleciendo el monitoreo de las personas contagiadas, detectando, aislando, haciendo exámenes, tratando los casos y poniendo en cuarentena a los contactos más cercanos de estas personas, reduciendo la cadena de transmisión.
“Sabemos en el momento, que la posibilidad que una persona enferma transmita la infección a otros ha oscilado en los diferentes estudios más o menos entre 1.8 y valores cercanos a 3. Es decir, que por cada persona enferma se podrían infectar entre dos y tres personas”, expresó el doctor García Rincón.
Por otra parte, como responsabilidad social, los ciudadanos deben continuar practicando las recomendaciones de los gobiernos y diferentes organizaciones de salud, como: el frecuente lavado de manos, la etiqueta de la tos, mantener una distancia mínima de un metro con las demás personas, evitar tocarse los ojos, la nariz y la boca, y permanecer en casa si tiene fiebre, tos y dificultad para respirar, solicitando atención médica.
El doctor García resaltó la importancia de seguir las recomendaciones y corregir los comportamientos para evitar la transmisión en comunidad del virus, ya que un incremento súbito de los casos puede llevar al colapso del sistema de salud y de hospitalización.
Por Allison Nathalia Jaramillo Chavarria, Agencia de Noticias UPB – Medellín.
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